jueves, julio 10, 2008

Luz que agoniza



Algo se acaba, algo recuerdo.

Vértigo. Una mano fuerte que me agarra y me sostiene. Lo inestable se hace roca y puedo andar.

Portales oscuros donde manos juegan y se oyen risas

Humo, cigarrillos se consumen y el olor no molesta, me recuerda a besos y caricias

Dos que parecen niños abren un huevo de chocolate y lanzan el molinete al viento, bajo la luna

El embalse a nuestros pies, uno de muchos desde lo alto de la pared de hormigón. Miras a los lados. No viene nadie y tu mano se esconde dentro de mi escote. Me río con placer y vergüenza

Venecia queda atrás, los corazones de cristal se esconden,intactos, en el cajón, el mío está roto

Desde las profundidades del aparcamiento, como espías, emergemos bajo los focos. Vestidos ligeros cubren estrellas, smokings de hombres bajitos que creímos enormes alguna vez, pero yo sólo te veo a ti

Viento y música en un descapotable prestado. Y soy tan feliz yendo a Ávila como si fuéramos a París

Súbitos celos que alejan. Una puerta se cierra y cuesta mucho volverla a abrir

Masajes de sábado, mis manos recorren la piel suave que huele a jabón

Dos sombras traviesas juegan frente a un escaparate de París, noches de vino y jazz. Mañanas desayunando pasteles en terrazas de cristal.

"Nada es tan bonito como parece", te digo, "tú sí", me respondes.

Antes de mí, quince años. El pánico lo invade todo y quiero salir corriendo, pero ya no puedo

Me compras unas Doc Martens de charol en el Marais, isla de Londres en París, Me las pruebo sentada en un taburete de cuero, debajo de una foto de Suede

Te ayudo a decorar la primera casa en la que vas a vivir solo

Una reunión de verano en un despacho de moquetas grises, alguien observa con atención un hematoma en mi cuello.

Los tambores retumban, bullicio en el lago. Nunca me llevaste en una barca del Retiro

Vuelo en la moto, mi vestido flota, me agarro con tanta fuerza que creo que te hago daño. Un sello ardiente marca mi pierna al bajar.

Nuestra tercera cita casi fue la última. No me gustaste de verdad hasta el primer beso impulsivo en aquel coche rojo, tu bala coreana

Llegamos a la Acebeda, me enseñas la casa que construyó tu padre y un anciano se acerca, se acuerda de ti y tu familia, y flirtea conmigo. Finges estar ofendido de que quieran robarte la novia.

Mañana saltas en paracaídas. Vives la noche como si fuera la última. Y quieres vivirla conmigo

Escribimos una historia a medias. Tocas la guitarra mientras canto.

Una imprudencia. Estoy preocupada. Te emocionas buscando nombres posibles. Pareces contento. El alivio se tiñe de decepción.

Bajo la escalera del restaurante. Mi amiga está nerviosa y no sé por qué. Surges de la nada y saludas. Estás con otra. En nuestro bar

Me sacas una foto inquieta en un puerto francés, una vaca de los pirineos se acerca curiosa y voy vestida de rojo

Un comentario inocente y el mundo explota, inseguridad y miedo , el suelo bascula. No era yo la que quería discutir, sólo estaba cansada.

Un baile que llega tarde, me abrazas por detrás y nos movemos mientras Jay Jay Johanson susurra en el aire, tus labios se posan en mi cuello.

Me siento aparte, lejos de tu vida, tus amigos, tu familia, no sé que quieres ni por qué estás aquí pero siempre vuelves.

Mañanas de oficina aburridas, un correo saluda y todo cambia.

Te enfadas, te callas, desapareces, días de espera, me vuelven loca. Me hago cada vez más pequeña y creo que voy a desaparecer

Invitación a un viaje, ahora, y lejos, no puedo, maldito trabajo, y aún no sé que ya no habrá más.

Cosquillas perversas, sudor, roces con doble intención, pasión entre dos besos de mejilla. A medianoche todo vuelve a ser gris, como en el cuento

Estoy sola en mi sofá. Te echo de menos. Y ya no estarás